Antonio Pérez Artero, a sus 34 años a puesto fin a su vida deportiva en activo. Catiti como en el mundo del futbol sala lo conocemos no ha sido internacional, ni tan si quiera logro jugar en la máxima categoría, lo hizo en Segunda dos temporadas logrando el ascenso con el Córdoba Patrimonio de la Humanidad, pero la decisión técnica le privo del sueño que tiene todo jugador. La vida deportiva en categoría senior de este ‘pura sangre’ ha transcurrido entre el equipo de su pueblo en dos etapas, Villa del Rio dos temporadas, y siete -dos / cinco- con el Bujalance.
Catiti es de Montoro, y reside en su pueblo, pero su vinculación con Bujalance ha sido tan grande hasta el punto que los bujalanceños lo han sentido como uno más de los suyos. Su segunda etapa con el conjunto rojillo la inicio en 2019 cuando se vio relegado del sueño de jugar en Primera. Otro jugador tras la decepción, con 29 años, y bien situado laboralmente, lo hubiese mandado todo al traste, para el montoreño fue todo lo contrario, firmo con Beconet Bujalance militando en Tercera, y lo lidero logrando de nuevo un ascenso, siendo buque insignia de su equipo hasta que ha puesto fin a su etapa como jugador.
Catiti es de esos jugadores tan peculiares que dejan huella por su personalidad, estilo de juego y competitividad. Quien se ha enfrentado a los Catiti -Antonio y Pedro- y no han hablado de ellos. Antonio como su hermano son de esos personajes que viven el fútbol sala muy intensamente. Es tan ‘jartible’ que podemos decir las 24 horas del día, y cuando digo ‘viven’ a pesar de su retirada de la cancha, este corazón rojillo siempre va estar ligado al futsal. No será como la gran mayoría de jugadores que cuando dejan la cancha pasan pagina olvidando el deporte que practicaron y disfrutaron, este, es otra pasta, sencillamente porque nuestro deporte lo lleva en la sangre.
Gracias Antonio, por todo lo que nos has dado. Eres todo un referente para los más jóvenes, y ese estatus lo debes de impregnar. El fútbol sala te sigue necesitando.
Fran Gago