Hay veces en lo que magnÃfico se convierte en costumbre y lo soñado, en tradición. El Jimbee Cartagena Costa Cálida, en poco más de un año, ha encontrado la fórmula y conseguido tres tÃtulos nacionales y, además, revalidar uno de ellos, la Supercopa de España. Este último, además, lo hizo ante su afición este domingo ante un dignÃsimo Real Betis, que no hizo gala de su inferior categorÃa y compitió hasta el último minuto, aunque no pudo retener la realidad actual del fútbol sala español: Cartagena está de dulce.
No podrÃamos decir que ninguno de los dos tuviera experiencia en una final. Ambos sabÃan lo que era disputarlas y también ganarlas. Sin embargo, el peso de la afición pudo haber influido sobremanera a la escuadra bética, que al quinto minuto contaba con cuatro faltas y una expulsión (Ismael) al cortar una ocasión manifiesta. En 60 segundos, Motta filtró un pase medido para DarÃo, que recortó a Starna para anotar el primero y hacer estallar el Palacio de los Deportes. Pero ahà no se detuvo el frenetismo, ya que se señaló un penalti a favor del equipo andaluz al poco tiempo. Lin, en cambio, no pudo aprovecharlo, pues Chemi acertó bajó la lÃnea.
Aquello pudo suponer un punto de inflexión para el Real Betis, como si fuera un toque de atención para evitar ir acelerados. Se calmó en el terreno de cometer infracciones y se centró en contener lo máximo posible al Jimbee, desatado cuando los jugones se juntaban: entre Motta, Mellado y Linhares crearon una triangulación que se marchó a la red lateral. Casi, asustaban los locales. El ritmo tenÃa una dirección y no era otra que la porterÃa sevillana. Sólo alguna escamaruza de Lin y un disparo al larguero de Charly aligeraban la sensación.
Justo ahÃ, en el mejor momento de los de Brocanelo, cometieron la quinta falta cuando restaban nueve minutos y, acto seguido, Cortés cogió la bola en su campo, la redondeó con la pierna derecha y disparó con la izquierda. El desenlace, doblar la ventaja para su equipo. Otro jarro de agua helada para los verdiblancos, que se decidieron por sacar el portero-jugador para contener la sangrÃa desde el minuto 13. A veces con más intención que otras, disfrutaron de alguna ocasión, pero el éxtasis llegó como el fútbol sala: cuando menos se le espera. A Povea no le dio tiempo a cambiarse con Ferreyra y el Jimbee, consciente de ello, masticó con parsimonia, como si supiera que acabarÃa disfrutando de una ventaja en el golpeo. Nada más lejos de la realidad: un robo en cancha adversaria por parte de Dickson permitió a Rafa López sacarse un tremendo chut con destino la escuadra de Chemi. Recortaron distancias los béticos y alargaron su esperanza. No estaba todo perdido al descanso.
El intermedio dio un respiro fÃsico, aunque la acción seguirÃa desde el primer minuto. Tomaz pilló descolocado a Ferreyra y a punto estuvo de superarlo desde su mitad (el palo se lo impidió). Con el paso de los minutos los sevillanos fueron ganando peso en la final, tanto a base de ocasiones (volea de Lin o disparo lejano de Povea) como de dominio. La consigna era clara: llegar con un marcador ajustado a los últimos minutos. Asà fue a pesar de que Motta se pasaba de vez en cuando para evitar que Starna o Ferreyra, sea cual fuera, se durmiera en su propia meta. El Real Betis generaba confianza y no era manifiesta la diferencia de categorÃas. De hecho, Povea de nuevo probó el pie de Chemi en otra acción de peligro.
A tres minutos del final, dispuso Brocanelo el juego de cinco con intención de igualar la contienda. Sin embargo, no les salió como esperaban y eso facilitó alas al Jimbee, que gozó de dos acciones de Pablo RamÃrez para matar el encuentro. No fue ahÃ, pero sà merced a la falta que cometió Charly y su consecuente expulsión. Motta no dio más oportunidades y embocó a la red para sellar con los suyos la reválida de la Supercopa de España.
Duda y los suyos lo han vuelto a hacer. Ya no suena raro aquello de que en Cartagena salgan campeones. Han retenido el tÃtulo en la primera oportunidad que han tenido y, no contentos con esto, en el horizonte se ven muchas más ocasiones para seguir agrandando una leyenda que es más explosiva.
